Más allá de las formas de tratamiento: funciones cognitivas y comunicativas de las formas de objeto te/a ti y le, la, lo/ a usted

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La lengua española posee dos paradigmas de indexación de la segunda persona que se han mantenido a lo largo del tiempo. Este paradigma incluye los pronombres de sujeto , usted y sus formas de objeto te, a ti; le, lo, la/ a usted y sus correspondientes plurales, consideradas por la tradición (socio)lingüística como formas de tratamiento. A su valor deíctico se les añade un valor relacional que viene dado por su distinto valor sociopragmático, basado en la mayor o menor distancia social que se quiera establecer entre hablante y oyente, de modo que su uso ha estado básicamente dedicado al análisis de cuestiones de naturaleza extralingüística, básicamente socio e interdialectales. Esta perspectiva poco ha ayudado a conocer el verdadero funcionamiento lingüístico de estas formas y a su variación en el discurso, que, además, ha estado centrado en las formas pronominales en función de sujeto y muy poco en las de objeto. Perspectivas más novedosas tienden a considerar que la elección de las variantes de cada paradigma de segunda persona del singular puede ser un importante recurso para el manejo de las imágenes sociales en la interacción.

La mayoría de los estudios sobre formas de tratamiento se han centrado en las formas pronominales plenas y usted. Menos atención han recibido las formas de objeto te, a ti; le, lo, la/ a usted, aunque el significado que generan en el uso puede ser similar. Por otro lado y además, es necesario enfatizar en la presencia de variación; las formas de objeto, al igual que las de sujeto, tienen la posibilidad de aparecer omitidas o expresas y en este último caso en posición preverbal o postverbal. Las formas pronominales de segunda persona en función de objeto te, a ti; le, lo, la/ a usted poseen un significado único e inherente de modo que, aunque puedan ser intercambiables en un mismo contexto, la elección de cualquiera de ellas conllevará una diferencia en el significado discursivo y estilístico de la interacción donde se produzca. Como ya se ha indicado en otras investigaciones, el distinto significado de las variantes de segunda persona no radica simplemente en su valor deíctico-social, sino en los valores cognitivos inherentes de cada persona gramatical. De hecho, el análisis de la variación sintáctica debe realizarse bajo la asunción de que la gramática es variable y de que esta variabilidad está sustentada en la cognición y debe ser explicada de acuerdo a ella. Una investigación reciente sobre estas formas en distintos textos de los medios de comunicación parte de la idea de que el objeto de segunda persona te/ a ti es cognitivamente más prominente que le, la, lo/ a usted de modo que el referente de las primeras variantes queda más claramente indexado y determinado que el de las segundas, y estos distintos niveles de prominencia promueven numerosas y variadas posibilidades comunicativas en el discurso.

Al ser una noción gradual, los referentes de cada persona gramatical tienen su propio nivel de prominencia; las personas con mayor prominencia representan una mayor cercanía nocional entre el hablante y el referente de dicha persona; esto es, una mayor coincidencia entre el hablante y la indexación supone un incremento en la prominencia.

Véase el contraste en el uso de una y otra variante de segunda persona mediante los clíticos correspondientes. En función de la prominencia cognitiva el referente del clítico en el ejemplo (1) resulta mucho más definido y accesible que en (2).

(1) Hoy empezamos hablándote de Carnaval\ (GalyCent 3-10)

(2) Le llamamos para saber como se encuentra el ganadero\ (ElEnv17-2)

La mayor prominencia de las variantes te, a ti da lugar a distintos significados discursivo-pragmáticos basados en la esfera de lo personal mediante la indexación del interlocutor de forma directa y precisa. Por ello, esta forma es utilizada cuando se quiere proveer al enunciado de cierta subjetividad o cuando el contenido requiere de ella. La menor prominencia de le, lo, la/ a usted, por el contrario, implica que el referente de objeto queda menos precisamente determinado y ello da lugar a significados más alejados de los ámbitos nocionales del hablante y del oyente. Esto conlleva que el contenido comunicativo se presente con mayor objetividad.

Las frecuencias de uso de cada variante en distintos géneros comunicativos corroboran las tendencias encontradas en trabajos precedentes; así pues, los géneros e dedicados a la información y los periodistas emplean más frecuentemente las formas de objeto le, lo, la/ a usted, mientras que los géneros de diversión y entretenimiento, los hablantes particulares y los profesionales tienden a la utilización de las variantes te, a ti. Esto confirma que los primeros construyen un estilo más objetivo que los segundos. Algunos índices de frecuencia obtenidos, como los de los periodistas (que utilizan las dos variantes con frecuencia aunque predomina le, lo, la/ a usted) y las de los políticos (cuyas frecuencias de uso de ambas variantes están muy próximas) dan a entender que la (des)subjetivización del discurso mediante el uso de cada una de estas variantes es un recurso que se puede apreciar también cualitativamente, a partir de la observación que realizan los participantes de estas afiliaciones socioprofesionales para obtener significados más o menos subjetivos. Se puede corroborar así de forma más concreta que los distintos niveles de prominencia cognitiva de cada variante se transforman en opciones estilísticas. Los periodistas, siguiendo su tendencia a la objetividad, emplean más frecuentemente le, lo, la/ a usted, sobre todo en los géneros informativos. Sin embargo, se observa un uso de la variante te, a ti cuando se desea referenciar de forma más directa y clara al interlocutor en función de distintos motivos derivados de la interacción. Por su parte, entre los políticos, en cuyo discurso se encuentra casi de forma categórica la variante le, lo, la/ a usted, es frecuente también el empleo de te, a ti si las circunstancias interactivas del enunciado lo hacen necesario.

Estos resultados indican que el uso de las formas de segunda persona del singular objeto de estudio no son simples recursos de tratamiento o cortesía social, sino que su empleo obedece a cuestiones lingüísticas, más concretamente cognitivas, relativas a la mayor o menor prominencia del referente, lo cual da lugar a distintas opciones estilísticas. Todo ello contribuiría a perfeccionar el funcionamiento de las tradicionalmente denominadas “formas de tratamiento” en español y a superar los estudios basados en cuestiones sociales meramente descriptivas.

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