La ausencia de un elemento morfosintáctico o semántico-pragmático que identifique el agente de un proceso o acción se ha denominado tradicionalmente en la gramática española como impersonalidad. Se trata de un recurso morfosintáctico con grandes repercusiones discursivas e interaccionales; la no formulación de un sujeto presupone que, por alguna razón, este no se ha querido dejar sin identificación o se ha evitado su formulación o determinación en la cláusula, oración o emisión.
Siguiendo a la tradición, las llamadas impersonales sintácticas incluirían construcciones como Se vive bien en Madrid o Hay que madrugar, para las que no es posible hacer correferente la desinencia verbal con ningún sujeto ni pronominal ni léxico: *Ella se vive bien en Madrid”; *Él hay que madrugar. Para llevar a cabo esta distinción, se ha considerado que es necesario distinguir entre sujeto cero (ausencia de sujeto) y sujeto tácito o implícito. Si bien no se puede recuperar un sujeto sintáctico en ninguno de estos casos de impersonalidad, existen diferencias entre ellos; el clítico se impide la focalización de la acción verbal sobre agente alguno, mientras que la perífrasis haber que+ infinitivo permite inferir la existencia de uno o varios agentes entre los que se puede incluir pragmáticamente al propio hablante o a otros referentes: Hay que madrugar> ‘Yo, tú o varias personas tenemos o tienen que madrugar’.
La tradicional denominación de impersonalidad o estructura impersonal debe sustituirse por el término desubjetivización, ya que se trata de un fenómeno que, en virtud de la prominencia cognitiva, adquiere un significado en el discurso basado en presentar los contenidos de una forma menos subjetiva que otras opciones, o desubjetivizadora.
Establecemos distintos niveles de prominencia cognitiva para las variantes seleccionadas para una reciente investigación del grupo CoSoLen. Por una parte, la perífrasis hay que +infinitivo, al tratarse de una construcción conjugada en tercera persona, permite la accesibilidad de un referente aunque este no se pueda recuperar ni sintáctica ni discursivamente. Esa accesibilidad terciopersonal permite la prefiguración de un agente e indica de una forma u otra que alguien debe realizar una acción: Hay que tener cuidado al pasar; Hay que lavar los platos; Hay que ser sincero.
Por otra parte, las construcciones con se no solo evitan la recuperación sintáctica de un sujeto pronominal, sino también la inferencia de un agente de modo más contundente que con la perífrasis: Se necesitan enfermeros vs. Hay que contar con más enfermeros; Se requiere cuidado al pasar vs. Hay que tener cuidado al pasar. Por lo tanto, la escasa o nula accesibilidad de un referente hacen que se sea menos prominente que la perífrasis.
Gracias a la variedad de textos que contiene el Corpus Interaccional del Español (inédito) ha sido posible obtener numerosos ejemplos de las variantes hay que+ infinitivo y de se en distintas situaciones comunicativas: mensajes publicitarios orales y escritos, informativos orales, magazines orales y escritos, reportajes escritos, entrevistas escritas y orales, revistas de entretenimiento, artículos periodísticos, blogs de internet y redes sociales. Con ello analizamos el uso de estas formas en una amplia naturaleza de textos.
El análisis se realizó desde una perspectiva cualitativa y cuantitativa. Además del estudio de las propiedades cognitivas de las variantes y del significado que mediante ellas adquieren en los textos, se estudió su distribución sociosituacional mediante un análisis cuantitativo realizado con el paquete estadístico Rbrul. Mediante los porcentajes y pesos que arroja el programa, es posible conocer la significatividad de los factores que covarían con las variantes que se van a estudiar.
Una cuantificación general de las dos variantes de la desubjetivización analizadas proporciona los siguientes resultados. Como era de esperar, la forma se es mucho más frecuente que la perífrasis. En el siguiente ejemplo, un entrevistador formula la pregunta con la forma se y el entrevistado contesta también mediante el uso de esta variante. Resulta claro que tanto pregunta como respuesta se desarrollan en un tono meramente descriptivo-informativo y claramente no personal. Véase el ejemplo (1)
(1) A: ¿Qué municipios se escogieron?
B: Se invitó a participar a los candidatos de los partidos con representación en las corporaciones municipales de los 25 municipios más poblados de la Comunidad de Madrid. En algunos casos particulares también se incluyó en los debates a los representantes de partidos sin representación, pero con expectativas de conseguirla el 22-M. (CCEC<Var18>)
La variante se evita o bloquea la interpretación de un agente de la emisión, lo cual constituye un recurso muy útil en la interacción comunicativa, que contrasta con el uso de las formas personales. Ello puede explicar su alta frecuencia de uso en comparación con la de la perífrasis hay que + infinitivo, que se encuentra a medio camino entre la desubjetivización de las construcciones con se y las construcciones personales (con o sin pronombres).
En este otro fragmento de una entrevista, el entrevistado comienza utilizando la primera persona, prosigue con el uso de sey termina con la perífrasis hay que + infinitivo. Se produce una progresión; a la expresión de la opinión personal (Para mí…) se añade un dato general (Eso se hizo…) y se termina con una recomendación o instrucción (Hay que recuperarlo).
(2) Para mí ha sido un viaje para recuperar la electricidad en las músicas de raíz. Eso se hizo con el flamenco de los 80 y hay que recuperarlo para poner de acuerdo el pasado y el futuro (CCEC<Var18>)
Las frecuencias indican que la perífrasis es mucho menos frecuente que el uso de se. La construcción hay que+ infinitivo, sugiere una prevalencia de autoridad del hablante, que adquiere cierto principio de autoridad que proyecta sobre un interlocutor o audiencia basándose en una costumbre, deseo, ley, instrucción, mandato, obligación o conveniencia. Por ello, cognitivamente, y en virtud de la prominencia, el hablante adopta una actitud deóntica, que presupone o permite la inferencia de dos participantes. Ese principio de autoridad ejercido por el hablante puede resultar intromisivo o amenazante para el oyente o audiencia, por eso su uso podría estar más restringido que el del clítico se.
Del análisis de las formas se y hay que+ infinitivo podemos concluir, una vez más, que las variantes morfosintácticas constituyen elecciones de significado que contribuyen a la creación de estilos comunicativos que se distribuyen en distintas situaciones, discursos y géneros. Ello es debido fundamentalmente a la base cognitiva que subyace a la variación; en este caso los distintos niveles de prominencia de cada una de las variantes conforman un significado distinto de la desubjetivización. La forma prototípica es se, en la que no se puede inferir sujeto o agente del enunciado, mientras que la perífrasis hay que+ infinitivo permite la prefiguración de un agente, destinatario de la obligación, consejo o recomendación que implica.
Cada variante se utiliza en distintos géneros y canales comunicativos orales y escritos y da lugar a dos estilos comunicativos diferentes. Se promueve un significado claramente desubjetivizador, en virtud de su menor prominencia cognitiva, mientras que la perífrasis hay que, más prominente, tiende a construir un estilo deóntico-subjetivo, por lo tanto, menos desubjetivizador que el clítico se. El primer estilo aparece en casi todos los tipos de texto, pero tiende a hacerlo en mayor medida en textos orales y en aquellos dedicados a la información, los debates, las entrevistas y los magazines. El estilo deóntico-subjetivo se encuentra en mayor medida en textos con un relativo nivel virtual de interacción, tales como redes sociales, blogs de internet y también en publicaciones periódicas escritas. El sentido de obligación o instigamiento que la variante hay que+ infinitivo que adquiere en determinados contextos puede constituir una cierta amenaza para la imagen de los participantes, tanto del hablante o escritor como de la audiencia. Ello explica su mayor presencia en dichos textos, en los cuales la ausencia de un participante directo y concreto permite interpretar su significado en términos de instrucción, generalización o conveniencia; en cualquier caso, el sentido de obligación o mandato que podría conllevar en otras situaciones queda mitigado.
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